martes, 13 de julio de 2021

Las necesidades de muchos

 En la edición de El Tiempo de julio 13 de 2021 se publicó la siguiente noticia relativa a la vacuna monodosis de Jansenn contra el COVID-19:

Estados Unidos avisó este lunes de un posible vínculo entre la vacuna contra el covid-19 de Janssen, filial de la multinacional estadounidense Johnson & Johnson, y el síndrome de Guillain-Barré, en el que el sistema inmune ataca los nervios.

Más adelante, la nota “minimiza” las consecuencias de esta relación, citando que:

También insistió en que los beneficios de recibir la vacuna contra el covid-19 son mayores que los riesgos.

Algo similar ocurrió con la vacuna de AstraZeneca, de la que el mismo informativo publicó en abril 15 de 2021, que:

Una proteína denominada factor plaquetario 4 o FP4 es la que habría podido originar los trombos desarrollados por 16 personas en Alemania, Austria y Noruega, después de ser vacunados con el suero de AstraZeneca.

Es decir, se confirmó la relación entre la vacuna AstraZeneca y un potencial riesgo para la salud de algunas personas. Pese a eso, la misma nota de nuevo enfatiza que:

Sin embargo, el estudio -de la Universidad de Oslo- apunta que dado que los cinco casos se registraron entre más de 130.000 personas vacunadas, se trata de una reacción poco frecuente.

Es decir, dan validez a aquel celebre dialogo de la película Star Trek II: La ira del Khan, en donde Kirk y Spock dicen:

Las necesidades de muchos anteceden a las necesidades de pocos, incluso a las de uno mismo.

En este momento histórico, donde una pandemia amenaza de muerte a millones de personas en todo el planeta, se requieren con urgencia de vacunas que ayuden a inmunizar a la mayor cantidad de personas (más del 70% como mínimo, según algunas estadísticas conocidas) para lograr así la llamada “inmunidad de rebaño” y frenar el avance de este virus. Se entiende que por esta razón se hayan agilizado los procesos y “ajustado” los protocolos para liberar estas vacunas tan rápido como sea posible. Sin embargo, deberían también agilizarse procedimientos que permitan determinar si una persona puede ser afectada de gravedad por aplicarse alguna de estas vacunas. Y es que no estamos hablando de una fiebre o dolor de cabeza intenso, hablamos de trombos y de una rara enfermedad que afecta los nervios y cualquiera de ellas puede llevar a la muerte. Resulta paradójico como buscando escapar a la muerte por COVID, algunos la encuentren por aplicarse una vacuna, cualquiera sea el laboratorio que la produzca. Tengamos en cuenta además que ya en muchos países se está volviendo obligatorio su aplicación.

Para quienes han perdido un familiar por cuenta de haberse aplicado una vacuna de estas (y los hay), eso de que “los beneficios son mayores que los riesgos” no va a ser de ningún consuelo. ¿Y entonces? ¿Justificaremos a Maquiavelo y dejaremos que el fin justifique los medios, o nos superaremos como sociedad exigiendo garantías para la supervivencia incluso de aquellos que son minoría?