Ir al contenido principal

Presentación

¡Hola mundo! 3, 2, 1...


Este es mi nuevo blog, uno que he venido pensando desde hace mucho para plasmar aquí mis frustraciones y alegrías, andanadas de pensamientos propios de las circunstancias del día a día, de situaciones y momentos de la vida cotidiana. Desde el percance con el transporte urbano hasta el deleite con un paisaje de ensueño. ¿Que habrán más quejas, reclamos, refunfuños y descargos que historias de vida, alegría y felicidad? Es posible, aunque espero que al hacer un balance sean más las cosas buenas que valgan la pena resaltar. ¿Un poco iluso? Tal vez, pero qué sería de nuestro paso por esta vida sin la ilusión, sin la esperanza de un mejor mañana por el que valga la pena levantarse cada día y trabajar.

Eso si, una amistosa advertencia querido lector: si encuentras que algo en estas páginas que va en contra de tus creencias, valores o principios, ten presente que no es una afrenta personal contra ti, tu forma de pensar o de ser, tampoco contra tu religión, partido político ni mucho menos tu equipo de futbol. Ten en cuenta que tan solo se trata de una forma de pensar diferente. Al final del día, todas son palabras al viento sin mayor pretensión que la de ser escuchada alguna vez.

Así que bienvenidos sean y gracias por acompañarme en este viaje... lo "divertido" es que esto apenas empieza.

Imagen tomada de http://all-free-download.com/free-photos/space_shuttle_liftoff_liftoff_219183_download.html

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sermones eternos o breves, ¿qué prefieres?

El Papa Francisco durante su pontificado ha impulsado diversos cambios en los lineamientos de la Iglesia Católica. Una de sus “menores” (o “mejores” según se vea) propuestas la hizo el pasado 12 de junio, cuando aconsejó a los sacerdotes limitar la duración de los sermones durante las ceremonias litúrgicas a 8 minutos o menos. ¡Y vaya cambio! Antes de continuar, un brevísimo interludio para ponernos en sintonía y entender de qué va este cuento. Nos referimos por “sermón” a aquella reprimenda, discurso y/o conferencia, a veces incluso con aviso parroquial incluido, que se da en Misa luego de la lectura del Evangelio y que tiene por objetivo, en palabras del propio Papa Francisco, “ trasladar la Palabra de Dios del libro a la vida ” (citado de este artículo de aciprensa.com ). Aclarado este punto, continuemos... Recientemente estuve en la Basílica del Señor de los Milagros de Buga, en el departamento del Valle del Cauca en Colombia. Durante la Misa, pude constatar como esta directr...

Los 4 fundamentos del yo sano

Recientemente tuve la oportunidad de asistir a una charla sobre  “ los secretos de los padres que crían hijos felices ” y aunque creo que en estos tiempos pos pandemia volver a ese vieja realidad de charlas presenciales puede parecer obsoleto, debo reconocer que el impacto es mucho mayor y que el mensaje se transmite mucho mejor que a través de la pantalla de un celular o de un portátil. Como fuere, la charla nos condujo a la conclusión de que la mejor forma para tener hijos felices es ser padres efectivos y un paso más que necesario para lograr esa meta es el de tener un “yo” sano, emocionalmente hablando (la parte física por supuesto también es importante y necesaria, pero ese apartado no estuvo dentro del alcance de la charla). Así las cosas, la conferencista Claudia Denisse Flechas nos hizo la presentación de los 4 fundamentos del yo sano . Vamos, que esto no se trata de una nueva ideología o teoría cuántica que va a revolucionar nuestra concepción del Universo o tal vez si,...

De victorias, derrotas y recuentos

Recientemente vi una noticia que me transportó a una tarde, hace mucho tiempo, cuando era más joven y contaba con menos canas (y no es que ahora tenga muchas tampoco). Esa tarde estaba en el colegio, en décimo de bachillerato, en una clase de matemáticas o estadística, los detalles son algo nebulosos. Lo que si tengo claro, fue lo que aconteció. Esa tarde nos entregaron los resultados de un examen escrito y cuando el profesor me llamó por mi apellido, cual era la costumbre de entonces como si estuviéramos en una academia militar y no lo estábamos, fui juicioso a recoger el examen y recibir así mi glorioso 8.5 (sobre una calificación de 10). Como era de esperarse no cabía de la dicha pues muchos habían reprobado el examen. Entre ellos, uno de mis amigos, a quien llamaremos Marroquín, y si, me lo acabo de inventar porque su verdadero nombre está entre los muchas detalles nublados de aquellos recuerdos. Como sea, Marroquín reprobó con un misero 2 y estaba, como muchos otros, muy inconfo...